adivinanzas para niños

Vengo al mundo a trabajar,
y tengo tan mala suerte,
que todos me pinchan el culo,
y yo no me puedo quejar.

 

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Un pie grave, ardiente y plano, va dejando el campo llano y, al pasar, su calentura va dejando en la llanura.

¿Quién es esa señora, que tiene la propiedad, de estirar bien lo arrugado y de arrugar lo estirado, con igual facilidad?

Pico sin tener enojos y, sin nacer, soy de corte, pero muchos, con arrojos, los dedos, viendo mi porte, me los meten por los ojos.

Yo con mi hermana gemela andamos siempre al compás, con la boca por delante y los ojos por detrás.

Con «A» empieza mi nombre, de las damas soy querido, si me prenden voy seguro, y, si me sueltan, perdido.

Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir; te la digo veinte veces y no me la sabes decir.

Largo, largo, como un camino y cabe en un «pucherino».

Tan largo como un camino, proviene de vegetal, y a pesar de su extensión, en un cesto puede estar.

Dos hermanas diligentes que caminan al compás, con el pico por delante y los ojos por detrás.

Siempre de mí dicen algo, aunque muy humilde soy; no soy señor y me tratan, con la nobleza del don.