Sobre una piel bien tensada,
dos bailarines saltaban.
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Tengo un sonido tan suave, que ángeles tocan en mí; mis cuerdas acompañaron los salmos del rey David.
En una larga abertura tengo yo mi dentadura y luego que empiezo a hablar, todas mis piezas se mueven sin poderlas yo parar.
Me rascan continuamente de forma muy placentera, mi voz es muy bien timbrada y mi cuerpo de madera.
Soy bella, soy muy fuerte; cuando hablo todos me oyen y tengo un solo diente que muevo constantemente
Sobre una piel bien tensada, dos bailarines saltaban.
Con tan sólo cuatro cuerdas, que un arco pone en acción, esta caja melodiosa te alegrará el corazón.
Con su gran boca y un solo diente desde lo alto llama a la gente.
Marfil y madera fina, a tocarnos con talento, el que no sabe, no atina.
Yo tengo puesto de honor en toda fiesta guajira: cuando mis seis cuerdas pulsa, el campesino se inspira y su cantar yo acompaño con mi dulce melodía, desde que empieza el guateque hasta que despunta el día.
A pesar de no ser buque tengo cuerdas y atavíos, también tengo un regio puente, pero nunca he visto un río.