Me pones y me quitas,
me tomas y me dejas,
conmigo no tiritas
y estoy hecho de madejas.
Tienen justo cinco dedos
como la mano;
se rellenan en invierno,
se vacían en verano.
Dos guaridas cálidas
con sus escondrijos,
para dos hermanas
y sus quintillizos.
Una piel que es otra piel,
una mano que no es mano
y el frío se aguanta bien.
Tengo cinco habitaciones,
en cada una un inquilino,
en invierno cuando hace frío,
están todos calentitos.
Con dos patas encorvadas
y dos amplios ventanales
quitan sol o dan visión
según sean sus cristales.
Aunque la quite del agua,
sigue en agua.
Colgada voy por delante
y al hombre hago elegante.
Mi padre al cuello la ata
y, poco a poco, la aprieta
hasta llegar a su meta.
Tengo corazón
sin ser persona,
tengo bata
sin ser mujer.
y el hombre elegante
me lleva delante.
No he de darte más razones,
sin mi perderías los pantalones.
¡Escapa, escapa!
que esto que te digo,
aunque no te obligo,
te abriga y te tapa.
El pie tapo al instante
igual que si fuera un guante.
Hoy cuando me levanté,
puse uno en cada pie.
Como no son los zapatos,
dime tú… ¿qué puede ser?
Juntos, en ovillo,
duermen los mellizos;
cuando se separan,
estirados andan.
Rodeo cuellos y cuellos,
tanto de ellas como de ellos.
Guardado en invierno,
lo luzco en verano,
es mi único traje
en sitios de baño.
Redondito, redondón,
no tiene tapa ni tapón.
Redondo, redondo,
sin tapa, sin fondo.
Ani lloró todo el día;
perdió lo que más quería
Chiquito, redondo,
barrilito sin fondo.
Soy de piel o paño gordo
y me adhiero a tu cuerpo,
para que no pases frío
cuando llega el invierno.
De pergaminos, o sedas,
o papel hechos estamos;
en verano gusto damos;
las manos han de estar quedas,
si es que nuestro oficio usamos.