Los siete son hermanitos
y viven un solo día:
cuando uno nace otro muere,
y así se pasan la vida.
De siete en siete vamos
cogiditos de las manos.
Nos llegan muy de mañana
y se van mucho después,
regresan cada semana
y cuatro veces al mes.
Somos doce hermanos
y yo el más chiquito;
cada cuatro años
me crece el rabito.
Aquí estamos doce hermanos;
yo, que el segundo nací,
soy el menor entre todos:
¿Cómo puede ser así?
Doce caballeros,
nacidos del sol,
todos mueren antes
de los treinta y dos.
Doce son los hermanitos,
uno es el benjamín,
siete son los mayorcitos
y los cuatro restantes
los más pequeñitos.
Estoy condenado
a un año y un día;
si esto es cada cuatro,
¿mi nombre, sabrías?
Un árbol con doce ramas,
cada rama, cuatro hijas,
cada hija, siete hijos,
me dices ¿cómo se llama?
Un árbol con doce ramas,
cada rama, cuatro nidos;
cada nido, siete pájaros:
cada cual con su apellido.
Quién es un viejo ligero,
que es de cuatro movimientos
puestos en doce cimientos,
que, a cualquier pasajero,
da más penas que contentos.
Te indica el día,
te indica el mes,
te indica el año.
Dime ¿qué es?
Me hallo en los escritorios
y en las casas comerciales,
todos me miran quien soy
para ver lo que contengo.
Mis días están contados
y el día que voy a morir
ya se sabe de antemano.
Dos hermanas en la plaza,
ambas marchan a la par,
si una da doce vueltas,
la otra una, nada más.
Juntos dos en un borrico,
ambos andan a la par,
doce leguas anda uno
y una el otro nada más.
En un castillo redondo,
doce caballeros
de guardia están;
un flaco lancero
y un gordo escudero,
marchan al compás.
Soy un caballero muy aseñorado,
tengo doce damas para mi regalo,
todas van en coche y gastan sus cuartos,
todas usan medias, pero no zapatos.
Una cara con dos manos
pegada está a la pared.
Antes de un minuto, hermanos,
¿sabréis decirme quién es?
Brazos tengo desiguales
y a mi ritmo se mueven los mortales.
Tengo agujas y no sé coser,
tengo números y no sé leer.
Tiene agujas y no cose,
no se mueve, pero anda,
si le das cuerda funciona
y el paso del tiempo señala.
Corre más que un ciclista,
nunca da marcha atrás,
si lo pierdes de vista,
¡cómo envejecerás!
¿Qué cosa, qué cosa es?
que vuela sin tener alas,
y corre sin tener pies.