Nuestra dueña nos coloca
uno a cada lado,
siempre pendientes,
siempre colgados.
más adivinanzas de ropa y vestuario...
¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa.
De pergaminos, o sedas, o papel hechos estamos; en verano gusto damos; las manos han de estar quedas, si es que nuestro oficio usamos.
Ani lloró todo el día; perdió lo que más quería
De día llenos de carne, de noche con la boca al aire.
Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.
Hoy cuando me levanté, puse uno en cada pie. Como no son los zapatos, dime tú... ¿qué puede ser?
El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
Vivo en el campo y en una ciudad grande, y soy chico pero me usan por igual, si dices mi nombre solo dirás la mitad.
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.