Nuestra dueña nos coloca
uno a cada lado,
siempre pendientes,
siempre colgados.
más adivinanzas de ropa y vestuario...
Santa con nombre de flor, y, a pesar de este retrato, me confunden con zapato.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
Vivo en el campo y en una ciudad grande, y soy chico pero me usan por igual, si dices mi nombre solo dirás la mitad.
El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.
Tienen justo cinco dedos como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano.
Puedes llevarlo en el pelo y, a veces, en los zapatos, se coloca en la cintura y en el rabo de los gatos.
Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.