Mi padre al cuello la ata
y, poco a poco, la aprieta
hasta llegar a su meta.
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Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
De pergaminos, o sedas, o papel hechos estamos; en verano gusto damos; las manos han de estar quedas, si es que nuestro oficio usamos.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Ahí vienen dos: uno se moja y el otro no.
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Tamaño de una cazuela, tiene alas y no vuela.
Me pones y me quitas, me tomas y me dejas, conmigo no tiritas y estoy hecho de madejas.
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
¡Escapa, escapa! que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa.