Lo rascaba llorando
de la crin a la cola
y en él se iba trotando
por una loma.

Tengo de rey la cabeza calzo espuela pavonada, llevo barba colorada, mi sueño temprano empieza y madrugo a la alborada.

Nadie admira tu cantar, ni tus patas, ni tu pico, ya que todos quedan prendados de tu abanico.

Detras de mi corre el perro, voy detras de los ratones, me gusta comer pescado y acostarme en los sillones. ¿Quién soy?

En el estanque me admiran, por mi elegancia y belleza tengo cuello largo y fino y muy bonita cabeza.

Lo mismo que un galgo valgo, su retrato soy y amigo, y si por el campo salgo, las liebres mucho persigo, y es cierto que no soy galgo.

Llevo pijama a diario sin guardarlo en el armario.

Nunca camina por tierra, ni vuela, ni sabe nadar, pero aún así siempre corre, sube y baja sin parar.

Es que el pobre ve tan poco que tampoco mira ya, topa que topa que topa, con la topa lo hallarás.

¿Qué clarín suena en la noche que a todos desvela al punto? No es soldado, ni marino, ni músico de conjunto.

Soy pequeño y alargado, en dos conchas colocado, como no puedo nadar, me pego a las rocas del mar.