¿Cuál es el único animal
que muere entre aplausos?
Alas de mil colores
y se pierden entre las flores.
Alto, alto, como un pino,
pesa menos que un comino.
En el campo soy hallada
y al fuego alimento.
Donde quiera que soy llevada,
es para darme tormento.
Van y llegan,
se llevan lo que traen
y lo que traen se llevan
Un convento bien cerrado,
sin campanas y sin torres
y muchas monjitas dentro,
preparan dulces de flores.
Muchas monjitas en un convento,
visitan las flores y hacen dulces dentro.
Vuela sin alas,
silba sin boca,
azota sin manos
y tú ni lo ves ni lo tocas.
Rompe y no tiene manos,
corre y no tiene pies,
sopla y no tiene boca,
¿Qué te parece que es?
¿Qué es, qué es,
que te da en la cara
y no lo ves?
Aparece por delante,
por los lados, por la espalda,
te descuidas un instante
y te levanta la falda.
Es una enorme naranja
pero de zumo salado,
los gajos se le suponen
entre un par de meridianos.
Soy una bola grandota,
que gira constantemente,
y que desea saber,
dónde meter tanta gente.
Si ya sabes quien soy yo
eres muy inteligente.
Girando toda su vida,
toda su vida girando
y no aprendió a ser más rápida
da una vuelta y tarda un día,
da otra vuelta y tarda un año.
Como una peonza
da vueltas al sol,
gira que gira,
sin tener motor.
Sin vacación en sus cursos,
al principio son pequeños,
suelen nacer en montañas
y morir de marineros.
Desde el día en que nací,
corro y corro sin cesar:
corro de noche y de día
hasta llegar a la mar.
Nazco y muero sin cesar;
sigo no obstante existiendo,
y, sin salir de mi lecho,
me encuentro siempre corriendo.
Kilómetros mido,
hectolitros llevo,
kilovatios doy,
hectáreas mantengo.
Tengo lecho
y no me acuesto
tengo curso
sin ser maestro.
Cuatro puntos son
y para distinguirlos
necesitamos del sol.
No soy estación del Metro
ni soy estación del tren,
pero soy una estación
donde mil flores se ven.
Como el algodón
suelo en el aire flotar,
a veces otorgo lluvia
y otras, sólo humedad.