Verde me crié,
negro me volví,
ahora me visten de blanco,
para poderme vender.
Siempre mirando al sol
y no soy un caracol.
Giro y giro sin fin
y no soy un bailarín.
En la tierra te sembraron,
las aves te desearon,
cuando estuviste dorado
los hombres te segaron.
Verde fue mi nacimiento,
amarillo mi vivir,
en una sábana blanca
me envuelven para morir.
En el origen la respuesta está,
en el fin, continuidad,
y si no dice la verdad,
tienes la réplica ya.
Siempre se muere escondida
sin dar guerra,
por dar a otros su vida
bajo tierra.
Mi nombre es de peregrino
y tengo virtud notable,
me encuentras en los caminos
y mi olor es agradable.
Alta como un pino,
verde como un lino,
con las hojas anchas
y el fruto amarillo.
Está en el edificio,
también en la maceta,
la llevas en el pie,
la coges en la huerta.
¿Qué es, qué no es?
Está en el jardín,
también en tus pies.
De mi tronco herido
sacan la resina.
En las piñas guardo
todas mis semillas.
Vive en todas las clases de climas
y de él comen piñones mis primas.
Los dátiles son mi fruto
y palmas doy a lo bruto.
Mi fruto es el dátil,
mi hoja la palma,
que la vemos mucho
por Semana Santa.
Verde soy,
verde seré,
no me toques
que te picaré.
De bronce el tronco,
las hojas de esmeralda,
el fruto de oro,
las flores de plata.
Aunque es madre nunca ha parido,
aunque es selva nunca dio abrigo;
nace y no sabe andar
pero enseguida se pone a trepar.
Antes éramos lozanas,
en el estío, verdillas,
ahora el viento nos lleva
de un lado a otro, amarillas.
Está en la navaja
y está en el cuaderno,
se cae del árbol
antes del invierno.
Adivina adivinador,
¿cuál es el árbol
que no da flor?.
¿Cuál será la planta
de hojas verdes,
tallo largo y fino
que trepa paredes?
Soy una hierba trepadora y altanera
que cubro más una pared que una pradera
Entre col y col lechuga,
entre lechuga, una flor,
que al sol siempre está mirando,
dorándose a su calor.