Cabecita fría
la noche haces día
cuando te restriego,
cabeza de fuego.
más adivinanzas de cosas de la casa...
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Cuatro patas tiene, así como asiento; de ella me levanto y en ella me siento.
De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.
En el campo fui nacida, vestida de verdes ramas, y al pueblo me trajeron, para servir a las damas, a mí todo me regalan, caramelos, miel, melada, mas yo todo lo reparto, porque no sé comer nada.
Con patas y espalda, no se mueve ni anda.
Vivo en alta situación y en continuo movimiento, con exactitud presento del aire la dirección.
Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.
Cabezón y muy delgado, que se pone siempre negro, después de haber sido frotado.
Siempre andamos por el suelo de alcobas y de salones y en historias orientales hasta hacemos algún vuelo.
Habla y no tiene boca, oye y no tiene oído, es chiquito y hace ruido, muchas veces se equivoca.