adivinanzas para niños

Cabecita fría
la noche haces día
cuando te restriego,
cabeza de fuego.

 

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Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.

Cuatro patas tiene, así como asiento; de ella me levanto y en ella me siento.

De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.

En el campo fui nacida, vestida de verdes ramas, y al pueblo me trajeron, para servir a las damas, a mí todo me regalan, caramelos, miel, melada, mas yo todo lo reparto, porque no sé comer nada.

Con patas y espalda, no se mueve ni anda.

Vivo en alta situación y en continuo movimiento, con exactitud presento del aire la dirección.

Un campo bien labrado no gasta reja ni arado.

Cabezón y muy delgado, que se pone siempre negro, después de haber sido frotado.

Siempre andamos por el suelo de alcobas y de salones y en historias orientales hasta hacemos algún vuelo.

Habla y no tiene boca, oye y no tiene oído, es chiquito y hace ruido, muchas veces se equivoca.