Ahí vienen dos:
uno se moja
y el otro no.
más adivinanzas de ropa y vestuario...
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.
Dos guaridas cálidas con sus escondrijos, para dos hermanas y sus quintillizos.
Mi ser por un punto empieza, por un punto ha de acabar, el que mi nombre acierte sólo dirá la mitad.
Santa con nombre de flor, y, a pesar de este retrato, me confunden con zapato.
Con dos patas encorvadas y dos amplios ventanales quitan sol o dan visión según sean sus cristales.
Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.
El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.
Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
Tengo copa y no soy árbol, tengo alas y no soy pájaro; protejo del sol a mi amo, en invierno y en verano.
Rodeo cuellos y cuellos, tanto de ellas como de ellos.