En el principio de Roma,
tú me puedes encontrar.
Vivo en medio de París
y también al final del mar.
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Tengo forma de anillo, y soy la primera y la última en organillo.
Soy un palito muy derechito, y encima de la frente llevo un mosquito, que ni pica, ni vuela, ni toca la vihuela.
Dedos tiene dos, piernas y brazos no.
No me pronuncies dos veces que tengo sonido feo; siendo la letra del kilo en carreteras me veo.
¿Sabes de alguna letrita, que si la vuelta le das, enseguida se convierte de consonante en vocal?
Casi la lleva al principio, pancarta en la mitad y amanecer ya muy al final.
Sin ser el padre de Adán, principio y fin del alma he sido. En medio del mar y al final de la tierra, se escucha mi sonido.
En medio del mar estoy, no soy ni buque ni vela, y si vas al arsenal, me encontrarás la primera.
La letra más alta soy, la más delgada también, la luna y el sol me llevan, el aire nunca me ve.
Piensa y lo adivinarás: ¿qué tiene Adán delante que Eva tiene detrás?
