Soy dama cruel, temerosa,
me paseo en verde prado,
y todo aquel que me mira
se queda muy espantado.
Yo luzco un largo vestido
que en tienda no fue comprado,
no fue por mano de sastre,
ni medido, ni cortado.

Prima hermana del conejo, aunque de lomo más alto, domina bien la carrera y el salto.

Canto en la orilla, vivo en el agua, no soy pescado, ni soy cigarra.

Me roban mi vestidura porque la fuerza es su ley y visten con mis despojos desde el esclavo hasta el rey.

No es cama, ni es león y desaparece en cualquier rincón

A la orilla de los ríos, croan sin meterse en líos, saltos dan, mas no son osos sino animales verdosos.

Cerca del polo, desnuda, sentada sobre una roca, suave, negra, bigotuda.

De colores verderones, ojos grandes y saltones, tenemos las patas de atrás muy largas para saltar.

Vivo en el mar sin ser pez, y soy siempre juguetón, nunca me baño en el Rhin, pues soy el mismo del fin.

Adivina quien yo soy: al ir parece que vengo, y al venir, es que me voy.

No vuela y tiene un ala, no es camión y hace «cran».