No soy el sol,
tampoco el fuego;
pero la casa
bien que caliento.
más adivinanzas de cosas de la casa...
No pienses que es una col, o que baila el chachachá; búscala sobre tu cama, que yo te la he dicho ya.
En lo más alto me ponen para que el viento me dé, soy guía para los hombres y siempre estoy de pié.
Sube llena, baja vacía, y si no se da prisa, la sopa se enfría,
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
De nada me sirven, estas cuatro patas, que quieta estoy siempre, sobre mí, el durmiente.
Es una pera colgada que toda la casa alumbra sin tener humo ni llama.
Ruedo y ruedo, y en los bolsillos me quedo.
Habla y no tiene boca, oye y no tiene oído, es chiquito y hace ruido, muchas veces se equivoca.
Con mi cara tan cuadrada, lisa o con dibujitos, resignada y por los suelos, me repito, me repito...
Aunque de comida voy cargado, la gente me vacía, y nunca soy tragado.