En lo más alto me ponen
para que el aire me dé.
El aire me zarandea,
Y siempre lo miro a él.
más adivinanzas de cosas de la casa...
En un cuarto me arrinconan sin acordarse de mí, pero pronto van a buscarme cuando tienen que subir.
Adivíname ésa.
Doy vueltas y no soy tiempo, un secreto sé guardar, si no me cuidan, me pierdo. ¿Con mi nombre sabrás dar?
Que timbre y número tenga y en verdad portal no sea es cierto, y el que desea hablar por él, no lo cuelga.
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Tengo dientes y no muerdo, desenredo con cuidado, caminos abro en tu pelo, ya sea liso o rizado.
Cuatro patas tiene y no puede andar también cabecera sin saber hablar.
Vivo en alta situación y en continuo movimiento, con exactitud presento del aire la dirección.
Estoy dentro de él y no puedo entrar en él.
En los baños suelo estar, aunque provengo del mar.