Cuando pasa
¡cómo pisa!,
deja rasa
la camisa.
más adivinanzas de costura y plancha...
Dama da, dama deja, y no se queja de lo que deja.
Soy pequeña y afilada y pincho con mis puntadas.
Pequeños, redondos, con agujeritos, valemos muy poco, solos o juntitos, mas de nosotros depende el buen vestir de la gente.
Cuando me caliento hasta los talones aliso camisas y pantalones.
¿Quién es esa señora, que tiene la propiedad, de estirar bien lo arrugado y de arrugar lo estirado, con igual facilidad?
Primero ciega, luego pincha y todo une mientras camina.
Verde fue mi nacimiento y amarillo fue mi abril; tuve que ponerme blanco para poderte servir.
Pica, picando, colita arrastrando.
Con «A» empieza mi nombre, de las damas soy querido, si me prenden voy seguro, y, si me sueltan, perdido.
Una cosa que no es cosa y lo es.