Nazco en lugares abruptos
sin haber tenido padre
y conforme voy muriendo
va naciendo mi madre.
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En el cielo soy de agua, en la tierra soy de polvo, en las iglesias de humo y mancha blanca en los ojos.
En el campo soy hallada y al fuego alimento. Donde quiera que soy llevada, es para darme tormento.
En mí se mueren los ríos, y por mí los barcos van, muy breve es el nombre mío, tres letras tiene no más.
Hay un hijo que hace nacer a la madre que le dio el ser.
Nazco en lugares abruptos sin haber tenido padre y conforme voy muriendo va naciendo mi madre.
Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo.
Cuatro puntos son y para distinguirlos necesitamos del sol.
En verano barbudo y en invierno desnudo, ¡esto es muy duro!
Vuela sin alas, silba sin boca, azota sin manos y tú ni lo ves ni lo tocas.
Un convento bien cerrado, sin campanas y sin torres y muchas monjitas dentro, preparan dulces de flores.