Es tan humilde y tan buena
que hasta se deja pisar;
para el almuerzo y la cena
la vaca la va a tomar.
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Es tan humilde y tan buena que hasta se deja pisar; para el almuerzo y la cena la vaca la va a tomar.
Vuela en el aire, pace en la tierra, se posa en los árboles, anda en la mano, se deshace en el horno y se ahoga en el agua.
Son mis colores tan brillantes que el cielo alegro en un instante.
Nicanor tenía un barco y con él surcaba el río; ¿era este un barco pequeño o este era un gran navío? Lee despacio, Encarnación, y hallarás la solución.
Alas de mil colores y se pierden entre las flores.
Aparece por delante, por los lados, por la espalda, te descuidas un instante y te levanta la falda.
Llevo, sin ser arlequín, de colores mi librea, yo salgo de tarde en tarde y espero siempre a que llueva.
Girando toda su vida, toda su vida girando y no aprendió a ser más rápida da una vuelta y tarda un día, da otra vuelta y tarda un año.
Alto, alto, como un pino, pesa menos que un comino.
Nazco y muero sin cesar; sigo no obstante existiendo, y, sin salir de mi lecho, me encuentro siempre corriendo.