Dos hermanitos muy igualitos,
en llegando a viejecitos
abren los ojitos.
más adivinanzas de ropa y vestuario...
Santa con nombre de flor, y, a pesar de este retrato, me confunden con zapato.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
En las manos de las damas casi siempre estoy metido, unas veces desplegado otras veces recogido.
Destacan en las orejas creyéndose independientes, van casi siempre en parejas.
Tengo corazón sin ser persona, tengo bata sin ser mujer. y el hombre elegante me lleva delante.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
Chiquito, redondo, barrilito sin fondo.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.