Mi padre al cuello la ata
y, poco a poco, la aprieta
hasta llegar a su meta.
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Juntos, en ovillo, duermen los mellizos; cuando se separan, estirados andan.
Aunque las adornamos a ellas cuando no tenemos carreras, la gente tiene manía de no llamarnos enteras.
Resuélveme este dilema: «soy una, pero soy media».
Dos buenas piernas tenemos y no podemos andar, pero el hombre sin nosotros no se puede presentar.
Me pisas y no me quejo, me cepillas si me mancho, y con mi hermano gemelo bajo tu cama descanso.
Tienen justo cinco dedos como la mano; se rellenan en invierno, se vacían en verano.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Por la noche me lo pongo, por el día me lo quito y en la siesta lo uso un poquito.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
Una copa redonda y negra, boca arriba está vacía, boca abajo está llena.