Redondito, redondón,
no tiene tapa ni tapón.
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El pie tapo al instante igual que si fuera un guante.
Mi padre al cuello la ata y, poco a poco, la aprieta hasta llegar a su meta.
Para salir a la esquina ponte pan en el talón y camina.
Se pone para dormir, aunque no es un camisón, puede ser de lana, seda o algodón.
De pergaminos, o sedas, o papel hechos estamos; en verano gusto damos; las manos han de estar quedas, si es que nuestro oficio usamos.
Nuestra dueña nos coloca uno a cada lado, siempre pendientes, siempre colgados.
Ani lloró todo el día; perdió lo que más quería
Me lleváis, me traéis, y si sois nuevos quizás me mordéis.
Con varillas me sostengo y con la lluvia voy y vengo.
Vivo en el campo y en una ciudad grande, y soy chico pero me usan por igual, si dices mi nombre solo dirás la mitad.